Han pasado ya 50 días desde que todo terminó, 50 días… Los primeros días fueron raros, sentía que el tiempo no pasaba, no, más bien, no sé en realidad como sentía esos días. Estaba entre mil cosas del trabajo y la escuela que no me daba tiempo de estar solo y pensar en lo que había pasado.
Me preocupaba más ella, el daño que le hice y lo mal que la ha pasado por mi culpa, su gran y hermoso corazón no se merecía eso. No lo merecía y yo no fui lo mínimamente cuerdo para no hacer todo eso que le ha hecho daño. La vida no me alcanzará para pedirle perdón y buscar arreglar las cosas pues me queda claro que una vez que has roto algo, aunque intentes repararlo, jamás queda igual que antes.
Luego vinieron un par de días de reflexión, un par de lágrimas salieron pero lo que debían ser cataratas, fue apenas brisa… «estoy bien» siempre he dicho, pero no, no lo estoy.
Luego pensé que la vida seguía (y si, sigue) y lo intenté porque la vida actúa de maneras misteriosas para ponerte a prueba, pero me fui muy rápido y las vida de inmediato me dijo que así no es como se debe hacer, tuve que poner alto total nuevamente para no volver a cometer los mismos errores, parece que no aprendo. Hoy me queda claro que debo estar solo para reconstruirme, para perdonarme y para evolucionar a la forma, a la esencia y a la clase de hombre que quiero ser, alguien mejor, para mi.
Hoy, 50 días después, entre lágrimas que caen a este teclado, me toca entender que a veces hay que comenzar de cero y con el corazón hecho trizas por mi mismo, por mis irresponsables actos, hay que limpiar y volver a construir. Lo que tarde, no importa, pero bien.
Vida, dame la oportunidad de hacer las cosas bien, desde cero y universo, confabula todo lo que sea necesario para que ella encuentre la felicidad y el amor que yo no supe darle y que se merece total y profundamente. Yo estaré bien.
25/11/2023
Un Blog de Javier Nañez 